Si no tienes líquido de lentillas, es importante no usar agua del grifo, saliva o cualquier otro líquido como sustituto, ya que pueden contener microorganismos o sustancias que pueden dañar tus ojos o las lentillas. En caso de emergencia, lo mejor es dejar las lentillas en su estuche, preferiblemente en un lugar seguro y limpio hasta que puedas conseguir solución apropiada. Si necesitas usar las lentillas, considera adquirir un líquido nuevo lo antes posible o, si es factible, usa gafas temporalmente.

El líquido de las lentillas debe ser cambiado cada vez que guardes las lentillas en el estuche, lo cual significa después de cada uso. Nunca reutilices la solución del estuche, ya que esto puede aumentar el riesgo de infecciones oculares. Además, se recomienda limpiar el estuche con solución fresca, dejarlo secar al aire libre y cerrarlo después de cada uso. Cambia el estuche de tus lentillas al menos cada tres meses para prevenir contaminaciones.

El líquido de las lentillas, también conocido como solución salina o solución para lentillas, generalmente contiene una mezcla de agua purificada, sales, y a veces, otros ingredientes como agentes de limpieza, conservantes y agentes humectantes. Estos componentes ayudan a limpiar, desinfectar, enjuagar y mantener hidratadas las lentillas. Algunas soluciones pueden incluir sustancias que forman un escudo protector alrededor de la lentilla para mantener la comodidad durante todo el día. Es importante usar el tipo de solución recomendado por tu especialista en cuidado de los ojos y seguir las instrucciones de uso para asegurar la salud de tus ojos y la longevidad de las lentillas.