Para limpiar un cepillo de pelo, primero retira todo el cabello acumulado con las manos o con un peine. Luego, prepara una solución con agua tibia y un poco de champú o jabón suave. Sumerge el cepillo en la solución y utiliza un cepillo de dientes viejo para fregar suavemente las cerdas y la base. Enjuaga bien el cepillo con agua limpia y déjalo secar completamente antes de volver a usarlo, preferiblemente con las cerdas hacia abajo para que el agua no se acumule en la base.

Los cepillos diseñados para minimizar la rotura del cabello suelen tener cerdas suaves y flexibles que desenredan sin tirar ni romper el cabello. Los cepillos de cerdas naturales, como los de jabalí, son excelentes para distribuir los aceites naturales del cabello y aumentar el brillo sin causar daño. También existen cepillos desenredantes específicos con diseño de cerdas variadas que reducen la tensión en el cabello al desenredar. Busca cepillos con puntas redondeadas y que sean flexibles para proteger tu cabello y cuero cabelludo.

Para limpiar los peines, retira primero cualquier cabello enredado. Luego, sumérgelos en una solución de agua tibia con un poco de champú o detergente suave. Deja los peines en remojo durante unos 20 a 30 minutos. Después, usa un cepillo de dientes viejo para fregar entre los dientes del peine y eliminar cualquier residuo acumulado. Enjuaga bien los peines bajo agua corriente y déjalos secar completamente antes de usarlos de nuevo. Evita usar productos químicos fuertes que puedan dañar el material del peine.