Las bolsas de frío instantáneo funcionan mediante una reacción química endotérmica, es decir, una reacción que absorbe calor. Estas bolsas contienen típicamente dos componentes: una solución de agua en un compartimento y un material como nitrato de amonio, cloruro de amonio o urea en otro. Cuando se presiona o golpea la bolsa, el compartimento que contiene el material sólido se rompe, mezclándose con el agua. Al disolverse en agua, el compuesto químico absorbe calor del entorno, lo que resulta en una sensación de frío instantáneo. Esta reacción no requiere refrigeración previa, lo que hace a estas bolsas portátiles y convenientes para proporcionar alivio inmediato en caso de lesiones o para reducir la inflamación.